27 feb 2012

No me sale llamarlo "eso"

No good friends. No bad friends. Only people you want, need to be with; people who build their houses in your heart.
It, Stephen King


La historia la conocemos más o menos todos, ¿no? Estos púberes medio loser, medio encantadores, que se cruzan con el payaso Pennywise y le ganan la batalla; 28 años después, el monstruo reaparece y tienen que volver al lugar donde crecieron para poder terminar lo que habían empezado.
Todos vimos la película de chicos y los días de lluvia miramos con suspicacia las alcantarillas; todos sentimos al menos un poco de temor cuando el payaso aparecía moviéndose en las fotos. Todos los que me vieron leyendo el libro me preguntaron si no me daba miedo. No, no da miedo. Es una novela de iniciación, de chicos que apenas comienzan a definirse y la pasan mal. Y no, no la pasan mal porque haya un bicho polimorfo persiguiéndolos solamente; la pasan mal porque la pubertad es la edad de la incomodidad como constante; porque tienen vidas complicadas y van tomando conciencia del peso de la propia historia. Y en ese vaivén preadolescente entre el juego como evasión y el conflicto soplándoles la nuca, se encuentran y no se sueltan.
King y su ritmo cinematográfico, su capacidad de crear personajes que parecen estar ahí, formando parte de nuestra cotidianeidad, su cosmología descabellada y su fantasía que se arboriza hasta dar paso a lo siniestro. De lo que quieras, It tiene.



En 1992 vivía con mis abuelos en Villa Crespo. Cuando volvía del colegio por Río de Janeiro, unos metros antes de llegar al edificio, entraba al videoclub y me llevaba alguna peli. Ese videoclub era mi lugar preferido en el mundo, un poco porque estaba a media cuadra de donde vivía y otro poco porque el dueño había sido el bibliotecario de la escuela primaria a la que fui hasta tercer grado.
Una tarde de invierno mi abuela me dijo que se iba con mi abuelo a no sé dónde y supe que el momento había llegado: iba a alquilar It para verla sola, con las luces del living apagadas. No llegué ni a la mitad.